domingo, 9 de octubre de 2011

Veredictos Cuánticos




Creo que soy de los pocos que se encuentra totalmente fascinado por el caso del asesinato de Meredith Kercher, o quizás debería decir mejor, de la exculpación de Amanda Knox, verdadera protagonista y diva mediática de todo este asunto. Podría rasgarme las vestiduras sobre la hipocresía de la sociedad pero debo confesar que entiendo el foco en el atractivo rostro de la estudiante americana. Si es inocente, ella misma ha protagonizado su propio telefilm de injusticia allende los mares, y si es culpable, cumple a la perfección el rol de angelical femme fatale que acaba por engañar a todos. No hay escapatoria al rostro de Amanda Knox.

Todo el suceso, el proceso y el eco mediático me han recordado a otro nivel al infame caso retratado en el imprescindible documental "Capturing the Friedmans". En ambas historias parece ser que se acaba por establecer una suerte de incertidumbre irresoluble sobre la inocencia y culpabilidad de los acusados que en cierta manera no dejan de ser culpables e inocentes al mismo tiempo. Sé que esto es difícil de explicar y entender pero lo voy a intentar.

Posiblemente Amanda Knox, por gentileza de la torpeza de la policía, no sea culpable en virtud de las pruebas presentadas por la Fiscalía pero al mismo tiempo su relato no se sostiene por ningún lado. No vamos a entrar en los detalles del caso pero su testimonio y sus coartadas no hay por donde cogerlos. Eso efectivamente no convierte a nadie en culpable pero tampoco en inocente.

Algo parecido pero a la inversa le pasa al cabeza de familia de los Friedmans que acaba siendo condenado por abusos sexuales a menores de edad. Dudo mucho que sea culpable de lo que le acusa grotescamente la policía pero al mismo tiempo el se siente y se declara culpable de algún episodio inconfesable que nunca acaba por aflorar o eso nos ha dado por pensar a algunos.

Y volvamos no ya a Italia sino a Seattle donde ha regresado la exculpada Amanda Knox dispuesta a iniciar una nueva vida y dejar atrás la siniestra pesadilla que empezó 4 años atrás en Peruggia. ¿Surgirá alguna vez la verdad de lo ocurrido? ¿Será capaz de articular un discurso coherente sobre lo que pasó aquella noche ? Su propia supervivencia jurídica no lo aconseja y frente a esa incertidumbre sobre el veredicto sobre el asesinato de Meredith Kercher, la familia de ésta debe aceptar lo único incuestionable de esta vida: la muerte. Porca Miseria.

PS: Para complicar más las cosas uno de los fiscales del proceso no era otro que el fantástico y dietrólogo Mignini, protagonista de buena parte de los delirios del proceso del "Monstruo de Florencia", y que con sus siempre sórdidas acusaciones de conspiraciones y juegos sexuales no ha hecho más que minar y finalmente derrumbar la credibilidad del proceso judicial.


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