domingo, 4 de septiembre de 2011

Epitafios en Moncloa

No sé si mi repaso al Achtung Baby ha podido con ustedes pero casi lo ha hecho conmigo. Entre eso y unas pequeñas vacaciones tengo algo abandonado el blog y no será por falta de noticias porque vaya tela...

Sigo sin dar crédito a la penúltima pirueta de Zapatero. De veras que no logro explicarme el porqué de esa súbita reforma de la hasta antes de ayer sacrosanta Constitución. Sencillamente no se entiende teniendo por delante una legislatura agónica y agotada y unos comicios a la vuelta de la esquina. ¿ Era necesario hacer este gesto -- porque es solo un simple gesto de cara a los tan traídos mercados, aunque con implicaciones draconianas para nuestra economía -- a toda costa ? La rumorología oficial es que Merkel y Sarkozy así lo han creído y el Gobierno ni corto ni perezoso ha preferido unirse en un abrazo del oso a su rival político, hacer bueno el lema del 15M "PSOE y PP, misma mierda es", emborronar el mensaje del PSOE ( De expectativas electorales ni hablamos, ya decíamos que el objetivo del PSOE el 20N no es otro que no perder por goleada del calibre España-Malta) y ningunear al resto de fuerzas políticas españolas. Hacía tiempo que no se veía un combo de despropósitos tan espectacular.

No seré yo quien no diga que esta iniciativa será del agrado de Merkel, que lo es seguro, pero tanto interés había por su parte de modificar la Constitución y lanzar no tanto un mensaje a los mercados que les va a dar bastante igual, sino al resto de países pertenecientes al Euro. ¿ Ha querido España mostrar su displicencia con la Ortodoxia Económica y Liberal y convertirse en el alumno aventajado del FMI? Ni idea.

¿Y que hay de la psique de Zapatero? A mí me da que el Síndrome de la Moncloa se está manifestando en una acusada martirización de salvar a España "cueste lo que cueste" de un supuesto e inminente rescate financiero. Ya no importa en su legado ni la retirada de Irak, ni el Fin de ETA, ni los derechos sociales... Sólo parece querer que perviva que el Presidente sacrificó sus ideales y hasta su Partido -- una auténtica tierra quemada política con años por delante para regenerarse -- para salvar a España.

Al final el Ego y la Soberbia los vuelve a todos locos y les acaba perdiendo su relación con la Historia y con su Legado. Señor Zapatero, nadie le pidió que nos salvara. Votamos un programa político. Si, tras un razonable margen de maniobra, era incapaz de llevarlo a cabo debería haber dimitido y convocado elecciones. Sus votantes, su partido y su país se lo habrían agradecido.

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