miércoles, 26 de enero de 2011

Caja de Ahorros de Pandora



Se veía venir. Era un secreto a voces. Las cajas ( y no pocos bancos) con su particular política de concesión de créditos tanto a particulares como a empresas vinculadas al negocio inmobiliario durante la última década, proyectaba más sombras que luces. Y el Gobierno se ha visto obligado a decir: ! Basta ! No es que haya polvo debajo de la alfombra y de los balances financieros, es que hay escombros, ladrillo, cemento y muchos, muchos pisos vacíos.

Las cajas de ahorros eran una buena idea. Entidades con un marcado carácter local que podían adaptarse a las necesidades domésticas y revertir parte suculenta de sus beneficios en una obra social que complementa y refuerza las políticas redistributivas estatales pero algo se truncó por el camino.

Por un lado muchas iniciaron una expansión absurda fuera de sus áreas naturales que la crisis les ha obligado a replantearse a la mayoría pero sin duda donde está el pecado que hace inviable este modelo de negocio es su vinculación con un poder político que salvo honrosas excepciones ha creado un bebedero de clientelismo alejado de cualquier lógica empresarial.

Que se necesita financiar un absurdo parque temático, que se quiere construir un innecesario aeropuerto, que el queridísmo equipo de fútbol enseña de la ciudad o región está arruinado, que se necesita financiar a unos cuantos promotores para iniciar un ambicioso plan urbanístico. Para todos esos dislates, siempre estaban sonrientes y obsequiosas las cajas que con el beneplácito de sus apoltronadas y cómplices juntas directivas han dilapidado buena parte de nuestros ahorros en sus quimeras, negocios y servidumbres políticas.

Y por este lado sí que creo que a las Comunidades Autónomas sin un músculo financiero con el que poder mangonear, se les ha abierto su particular Caja de Pandora, poniendo punto y final a una época de deriva política regional. La pasta ahora estará en Madrid y eso sí que es una estocada al Estado de las Autonomías. (Curiosamente las llamadas comunidades históricas como Cataluña o País Vasco gozan de sus propios campeones locales que podrán darles cierto margen de maniobra a los Gobiernos regionales pero !Ay! del resto)


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