martes, 13 de octubre de 2009

12 de Octubre

No es la primera vez que hablo aquí de pitidos pero ayer cuando me enteré que se habían producido protestas en el desfile de las Fuerzas Armadas pensaba que era fruto de la indignación ante cierto incidente acaecido el año pasado :



Pero sorprendentemente no, eran descalificaciones dirigidas al Presidente del Gobierno por su pésima gestion ante la crisis que arrecia. O eso dicen. Porque cuando creciamos al 4 % y el paro alcanzaba el mínimo histórico no le regalaban tampoco piropos precisamente. Que hagan lo que quieran pero luego los bienpensantes no se indignen si cierta parte de la población muestra desafecto hacia ciertos símbolos nacionales. Aunque quizás eso es precisamente lo que algunos busquen.

2 comentarios:

Bárbara Paraula dijo...

No te entendido Paolo, ¿qué tienen que ver lo que cuatro maleducados silven con la afección que le tengamos a los simbolos nacionales?

El escaso respeto de esas personas no tiene más lecturas que esa: escaso respeto. Porque el día de la fiesta nacional deberíamos vivirlo con honor, con orgullo y con respeto. Y aunque comprendo que hay quien no está de acuerdo con la configuración de nuestro estado y nuestra constitucioón, no se comprende igual que se le ocurra asaltar el escenario en un momento así, ni ante Rajoy, ni ante Zapatero, ni ante el Rey ni ante la Guardia Civil ni ante ninguna de nuestras instituciones y símbolos, que son los nuestros.

Paolo2000 dijo...

Pues es muy sencillo. Para mí no es un simple asunto de mala educacion sino de mala intención. Hay ciertos simbolos, y el Dia 12 de Octubre puede ser un ejemplo, que ciertos sectores ultras intentan apoderarse de ellos...

Lo mismo pasa con los nacionalismos perifericos. Habra vascos o catalanes orgullosisimos de sus banderas pero que no soportan el uso viciado que le dan ciertos grupusculos extremos independentistas...

Los simbolos nacionales cuando se usan para dividir finalmente consiguen su resultado... Es tarea de las Instituciones y de los Partidos con idea de Estado de reivindicar otro uso, pero si se utilzia como arma arrojadiza, se cae en el desafecto